Hay gente que nos comenta, aunque sean jóvenes, que les sigue
dando corte reconocer que tiene curiosidad por entrar en una sexshop
o curiosear en una sexshop online, y mucho más comprar algún juguete erótico o sexual. Que en las películas y las series todo
queda muy fácil, muy normalizado, que les atrae, pero en la vida
real no se ven llegando a casa con un regalo de estas
características. Una cosa son las "tonterías" que se hacen en las
despedidas de solteros y solteras y otra la
realidad. Nos comentan que tienen miedo de lo que pensarán sus
parejas, de dónde ha surgido la idea, con quien va o ha conocido
para que le apetezca probar “estas cosas”, y que si no es
suficiente con ell@s.
Aunque
no nos sorprende, pero es llamativo que sigan siendo los hombres
heterosexuales con pareja los más reticentes a ciertos juguetes
eróticos, en concreto los consoladores o vibradores, y ya no digamos
si representan el miembro de cualquier actor porno.
A estos hombres,
que hasta entonces estaban muy seguros de satisfacer a sus parejas,
de repente, sin explicación razonable, les entran los celos de un
juguete.
Hay mujeres que les da miedo aportar estos juegos en la pareja porque ellos piensen que algo falla, que ellos no les satisfacen y que ya no les resultan atractivos y "suficiente".
No nos engañemos. Los juguetes eróticos son maravillosos,
crean sensaciones y placeres con sus formas, texturas y vibraciones,
a nivel individual o jugando con tu pareja, pero de momento, no pueden
sustituir una caricia, un abrazo, un beso, en definitiva el calor y
las sensaciones que produce otro cuerpo, y más si este cuerpo es el
de la persona que amamos.
Por
eso, cuando nos plantean estas cosas, siempre decimos, que lo más
bello de la pareja es la complicidad y confianza para plantear
aquello que se desea, sin forzar lo que no se quiere, pero sí,
atreviéndose a la diversión juntos.
Por
otro lado, también hay personas, a quienes les da “corte”
comprar estos artículos en una tienda online o física que regente
algún conocido, amistad o familiar. Nos dicen que es una falta de
intimidad, que si la persona en cuestión va a saber sus gustos y
juegos. Siempre se dice que la “intimidad” es aquello relacionado
con el dormitorio y lo que pasa entre sábanas. Hay gente a quien le
da pudor ver a dos personas, y más si son del mismo sexo, besándose
o abrazándose en un sitio público. Y ya no digamos si suben el tono
de sus caricias. Entonces se alteran y dicen frases típicas de “eso
se hace en la intimidad”. El caso, es que la intimidad es más que
todo eso, intimidad debería ser no contar los detalles de la
relación, que si tu pareja ronca, se depila esto o aquello, se ducha
una vez o siete, si cierra la puerta del baño, si duerme desnud@ o
no, etc. Rubor debería dar, ver a una pareja que con la excusa de
que llevan muchos años juntos, se atreven a decirse groserías y
faltarse al respeto en público. Que amparándose en que todas las
parejas son al cabo de los años así, lo excusan todo y se atreven a
decir y hacer cosas que, en otros ámbitos, no harían. Faltar a la
intimidad es separarse de tu pareja y contarle hasta lo más preciso
al abogad@ para ganar puntos en el reparto.
Todo
esto viene en sí mismo de una educación amparada en la religión
donde el cuerpo se ve como el “pecado” y todo lo que conlleve
placer y deseo nos lleva directamente al infierno. Y da igual que
nuestros adolescentes ya no hayan vivido directamente esta doctrina
moral de lo correcto y lo pecaminoso, se lo hemos ido transmitiendo
durante décadas, de tal forma que tristemente, ves chic@s
de 15 a 20 años juzgando a sus amig@s
por la ropa que llevan, si se enseña más o menos, si sales con
mucha gente o poca, que si para divertirse son unas y para pareja son
otras, y te quedas perplejo, pensando, que hemos hecho mal en tantos
años de feminismo, libertad y revolución sexual.
Nos
hemos encontrado con chicos jóvenes que te dicen que es que sus
chicas no necesitan masturbarse porque en general las chicas tiene
menos necesidades y deseos sexuales que los hombres y que para darles
placer ya están ellos, que si eso es una falta de respeto hacia
ellos. En el fondo, denota una profunda inmadurez, falta de
seguridad, experiencia y conocimiento de las mujeres. Y a todo esto,
una falta de respeto, porque muchos te dicen que es que ellos no
quieren estar con una mujer de “éstas”. ¿De éstas? ¿Eso qué
significa? Es obvio lo que significa para ellos.
Y
nos diréis que, ¿A que viene todo esto con los juguetes eróticos? Viene
a que muchos de los que ahora tienen cuarenta años o más, sobre
todo mujeres, que empiezan a vivir de otra manera y a darse cuenta
que no se puede vivir de las convicciones, del qué dirán, aunque el
que lo diga sea tu pareja y que es lícito ser y sentirse mujeres,
con sus gustos y placeres. Que está muy bien ser madre, profesional,
hija, amiga, etc, pero también se es “MUJER”. Y estas mujeres,
necesitan a su lado hombres valientes y maduros, que no les importe
aventurarse, que no juzguen porque de repente se enteran que “unos
amigos”, usan nosequé juguete en su dormitorio.
Nos
lo hemos ganado a pulso, se lo debemos a nuestras abuel@s y
madres/padres valientes, que lucharon porque seamos de otra manera,
porque seamos libres, por tod@s los que
han luchado y luchan cada día para que ser mujer no sea sinónimo de
“posible victima” de mil comentarios, gestos e historias.
Que
cada cual haga con su vida y su pareja aquello que le satisfaga y les
haga felices, que si no quieren usar juguetes sexuales o ver
pornografía, pues que no lo hagan, pero que respeten que existe
otro mundo, otra gente, que disfrutamos con nuestra vida, nuestra
pareja y nuestro cuerpo. Y que si nos apetece, incorporamos juegos de
pareja, afrodisíacos, vibradores, anillos, juguetes anales, bolas
chinas, estimuladores, potenciadores y hasta el pene reproducido de
Nacho Vidal, sin que esto reste, sino sume.
¡¡Y
vamos si SUMA!!